Sé que encarar el diseño interior de tu casa, o aunque más no sea de alguno de tus ambientes, puede resultar abrumador. Posiblemente te pase que no sabés por dónde empezar, cómo abordar todo junto, cómo pensarlo, qué decisiones tomar, cómo hacerte el tiempo… Por eso preparé este artículo que creo que puede ayudarte a organizarte un poco, a planificar, a ir paso a paso e incluso a no cometer algunos errores que a veces por pasar por alto algunas etapas tendemos a cometer.
Para mí hay cinco grandes momentos o etapas en el proceso de diseño de interiores. Cada una de ellas es distinta, tiene sus particularidades y complejidades, y también su importancia. Tomar conciencia de estos cinco pasos te va a ayudar a organizar tu proceso y a reducir la ansiedad que siempre provocan el desconcierto y la incertidumbre.
1. Motivación
Lo primero que me parece fundamental a la hora de encarar el diseño interior de tu casa es que te preguntes QUÉ TE MOTIVA a hacerlo. El por qué, el para qué. Podrá ser que te mudaste a una casa más grande, que te mudaste sola, que estás esperando un hijo, que vas a empezar a trabajar en casa, que llegó la hora de terminar con el rejunte de cosas que venís arrastrando desde hace años, o cualquier otra cosa que sea la que te impulsa a hacerlo. SIEMPRE hay al menos una motivación. Saberlo y tenerlo presente te va ayudar muchísimo a no perder el rumbo, a mantenerte ENFOCADA.
También en esta etapa, y como consecuencia de este “para qué”, es vital que te preguntes qué querés lograr, cómo te gustaría que sea tu casa, tus prioridades, tus desos, tus necesidades (¡ojo que a veces estas dos cosas se contraponen!), y también que identifiques qué tenés. Preguntarte cómo es tu casa, cuáles son sus potencialidades, las cosas que no podés cambiar, las cosas que sí podés, si tenés cosas que querés conservar, las que sabés que de ninguna manera querés conservar, las que tenés dudas.
Todo esto es parte de un gran DIAGNÓSTICO inicial, un punto de partida para saber dónde estás parada, a dónde querés llegar, por qué, con qué contás y con qué no. Recién con estas cosas claras, es momento de pasar a la siguiente etapa.
2. Inspiración
Esta es la etapa más lúdica del proceso. Es la etapa en la que todo vale, todo está permitido. Esta etapa tiene como objetivo definir un CONCEPTO para tu casa. Para eso, vas a bucear en en un montón de lugares buscando cosas que te inspiren, que te disparen ideas, que te abran nuevas posibilidades.
Este es el momento de fantasear, de imaginar, de proyectarte en diferentes espacios, para ir descubriendo cuál es el camino que mejor te define, el que más se ajusta a tu personalidad y a tu estilo de vida. Es el momento de pensar en colores, sensaciones, texturas, materiales, formas, músicas, climas, emociones. Hacer como una gran bolsa con todas estas cosas sin darles forma definida aún pero que vayan definiendo un conjunto que te permita ir delineando ese concepto, ese ESTILO PROPIO.
Para eso vas a buscar en diferentes lugares. La tendencia típica es ir directo a mirar otros interiores. Entrar en Pinterest y empezar a mirar millones de livings que te gustan y te sirven de inspiración. Y no está mal, pero antes de eso te invito a que busques inspiración en otros lugares más indirectos. Por si te sirve, te dejo este artículo que escribí hace algunas semanas con 6 fuentes de inspiración para tus interiores.
Es muy importante en esta instancia que guardes lo más ordenadamente posible las fotos, videos, artículos y recortes que vayas juntando. Armate una carpeta en la compu donde vas guardando todo clasificado por categorías. También un Tablero en Pinterest depurado, o una carpetita o caja física donde vas guardando las revistas o recortes, o incluso algún material que te haya inspirado.
Tomate todo el tiempo que necesites en esta etapa pero tampoco te eternices. En algún momento hay que pasar a la acción, a la concreción. Entonces mi recomendación es que vayas yendo de lo general a lo particular, bajando de todos los universos posibles a tus UNIVERSOS PREFERIDOS. En un principio no censures nada, pero a medida que avanzás, andá eligiendo, achicando el zoom. Cuando tengas un concepto definido, ahí recién vas a pasar a la siguiente etapa.
3. Proyecto
Esta es la etapa de las DECISIONES CONCRETAS. Es el momento de darle forma a ese estilo o concepto que definiste, a esas ideas que te inspiraron, a esas sensaciones que querés lograr.
Por un lado, vas a definir la DISTRIBUCIÓN de tus espacios: cómo los vas a equipar, con qué distribución, qué medida va a tener cada cosa, qué forma, cómo vas a circular. Estas decisiones tienen que ver con lo funcional, con lo práctico, con las proporciones. Es muy importante que estas decisiones sean acertadas. De nada sirve que un espacio sea hermoso si es incómodo para moverse y para usarlo.
Por otro lado vas a ELEGIR concretamente qué muebles poner, qué cortinas, qué luces, qué cuadros, qué alfombra y al elegir eso vas a estar definiendo de qué material, de qué color y de qué forma va a ser cada cosa. Estas decisiones son un juego permanente entre lo individual y el conjunto. Elijo este sillón. Elijo esta alfombra. Elijo esta lámpara. Pero también elijo cómo quedan ese sillón con esa alfombra y esa lámpara, porque cada decisión va a repercutir en el conjunto.
Mi recomendación es ir siempre de lo general a lo particular, yendo y viniendo hasta tener todo el proyecto armado. Es ideal en esta etapa poder DIBUJAR. Ya sea un plano para tener el layout de distribución, así como algún croquis donde podamos ir dando forma al conjunto. Pero tal vez no tengas ni las herramientas ni las habilidades para poder dibujarlo. En ese caso, tratá de delimitar en el mismo espacio las medidas de cada cosa, usando cinta de enmascarar, o cajas, o cualquier elemento que te permita simular la medida de las cosas. Respecto de los colores y materiales, lo podés hacer usando fotos y poniéndolas juntas para ver cómo funcionan los diferentes elementos. Y también vas a tener que usar mucho la IMAGINACIÓN.
4. Presupuesto
Este paso lo pongo en cuarto lugar sólo porque es el momento en el que adquiere más PRECISIÓN. Porque recién una vez que tengas el proyecto definido vas a tener la certeza de cuánto cuesta cada cosa, o la podrás hacer cotizar con exactitud. Sin embargo, el presupuesto es algo que vamos a ir ponderando en varias etapas del proceso.
Hay casos en los que, de entrada, sabés que contás con un dinero determinado y entonces tendrás que armar un proyecto que se pueda hacer por ese dinero. O quizá tengas un presupuesto más flexible pero vas a querer ir chequeando por dónde rondan tus números mientras estás proyectando. Mi sugerencia en este sentido es no pensar en el presupuesto durante la etapa de inspiración.
Una mecánica que recomiendo es: durante la etapa de motivación, tratar de definir más o menos cuánto podés o estás dispuesta invertir. Sería una manera de saber “dónde estás parada”, con lo que contás y lo que no contás. Después dejar un poco de lado los números y encarar la inspiración lo más abiertamente posible. Ya verás en la etapa de proyecto cómo podés materializar esas ideas con tus recursos, pero que la plata, en principio, no te condicione en esa etapa. Luego en la etapa de proyecto, mientras vas eligiendo los muebles concretos, las cortinas concretas, etc. vas a ir chequeando los valores y armando una planillita con cada ítem para ir teniendo una idea del presupuesto global. Esto te va a permitir ajustar o revisar algunas decisiones.
Pero seguramente termines la etapa de proyecto con algunos valores que te van a faltar. Entonces te vas a tomar un tiempo que va a ser exclusivamente para presupuestar. En esta etapa vas a chequear todos los costos de lo que definiste durante el proyecto y vas a pedir los presupuestos y cotizaciones que te falten. Recién con toda esa información vas a tener tu PRESUPUESTO REAL. Si ves que necesitás hacer algún ajuste, estarás a tiempo de hacerlo y sino, podrás pasar al último paso que es la etapa de ejecución.
5. Ejecución
Este es el GRAN momento en el que todo se convierte en REALIDAD. Llegó la hora de comprar los muebles, encargar las cortinas, pintar las paredes, colocar los empapelados, colocar las luces y darle vida a cada decisión. Es el momento de la magia, el momento en el que sentimos que todo el esfuerzo valió la pena. No hay nada más lindo que ver todo tu esfuerzo, tus dudas, tus decisiones, tus frustraciones, tu tiempo, tus elecciones y tus deseos, tomar forma y convertirse en un HECHO concreto. No hay nada más lindo que ver cómo se arma tu casa, cómo lo que alguna vez soñaste de pronto está ahí y es tuyo.
Ojo, el momento de la ejecución puede ser muy estresante. Por eso es tan importante contar con buenos proveedores y gremios idóneos que puedan llevar a cabo cada tarea. Eso te va a evitar muchísimos dolores de cabeza y te va a permitir disfrutar más de esta última etapa final. Una buena manera de disminuir riesgos en este sentido es pedir recomendaciones, leer experiencias de otros usuarios, ir a ver trabajos que hayan hecho en otros lados y, luego de esto, una vez que elegiste a quien contratar, hacer una buena SUPERVISIÓN
Sé que todo esto parece muchísimo, pero la clave para llevar adelante un buen proceso de diseño interior es hacerlo de forma PLANIFICADA. Tener un plan no sólo es ordenador sino que además nos ayuda a no desbordarnos. Cuando uno camina tiene que dar necesariamente un paso tras otro. La sucesión de cada uno de esos pasos es lo que nos hace llegar al destino final. Lleva tiempo, pero se llega. Bueno, con el diseño pasa exactamente lo mismo. Para llegar a tu casa deseada tenés que empezar por dar el primer paso. Luego, cada paso que des será uno menos que te falta. Y un día, paso tras paso, habrás llegado a la casa de tus sueños.
Y ME DESPIDO CON UNA FRASE QUE LEÍ ALGUNA VEZ Y QUE ME PARECE MUY APROPIADA PARA CERRAR ESTE ARTÍCULO: “NADA TARDA MÁS EN LLEGAR QUE LO QUE NUNCA SE EMPIEZA”.